Hola, ¿qué tal?

 

El camino sinodal quiere llegar a todos, incluido el entorno educativo: en primer lugar, las escuelas y universidades. Si la sinodalidad es una actitud, una forma de ser y vivir la comunidad, debe aprenderse desde la infancia.

Por otra parte, la comunidad educativa -que en otro tiempo estaba en el centro de nuestras sociedades y comunidades eclesiales- se ha convertido hoy en algo marginal, casi en una periferia, a pesar del gran número de personas implicadas y de su importancia para el futuro de nuestras sociedades y de nuestro planeta. Esto es lo que ha querido destacar el Papa Francisco, promoviendo el Pacto Mundial por la Educación (www.educationglobalcompact.org) «para reavivar el compromiso por y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e inclusiva, capaz de escuchar con paciencia, dialogar constructivamente y comprenderse mutuamente». Nunca antes había sido tan necesario aunar esfuerzos en una amplia alianza educativa para formar personas maduras, capaces de superar la fragmentación y la oposición y reconstruir el tejido de relaciones para una humanidad más fraterna».

A continuación, compartimos una serie de iniciativas que atestiguan cómo la aplicación del Pacto Mundial por la Educación pasa también por un enfoque sinodal, es decir, corresponsable de todos los actores de la comunidad educativa.